Many people have seen over the last few years, how their families have been fractured by the migration of their relatives, generally young people, to other countries; looking for a better quality of life and a job option that is not available in the country or in countries like this one, Venezuela. As a result, many parents and grandparents are living alone while their children and grandchildren work abroad. A difficult and often painful situation.

Laura's children

With the Venezuelan exodus, many parents, still young and active, professionals between 50 and 70 years of age, have remained working in their professions, in their jobs of many years, while their children have had to emigrate to other countries to develop their respective professions, because there are no sources of employment in the country.

On the other hand, the political situation has caused many to be politically persecuted and have had to take refuge far away. This has generated a series of fractured families where the parents, still active, have practically had to remain alone in their homes.

A situation that can be compared to the empty nest syndrome, when children go to universities to study; however, this is a situation that Latin American countries do not contemplate and our children are always in contact and close to us when they live here, in the same country.

But we have had to go through the empty nest syndrome definitively or almost definitively.

Laura's children, who are 3, have had to go abroad and have formed their homes there, while here, Laura's husband, who has a business that must keep producing, one of those few that have remained, and Laura, about to retire from a job of years, have not been able to leave the country with their children and today live alone in their home.

Why the river?

Those of us who have stayed here have had to struggle with the difficulty of being without our close family.

This has generated losses and, of course, depressions; and we have had to change the customs of family socialization that we had before.

Of course, resilience has always prevailed and we have adapted and looked for other activities, such as physical exercise, support groups of friends or extra activities to cover the time and accompany us.

Behind every adversity there is a lesson

This leads us, as we have been changing our life choices, to the extent that our time has also been looking for activities that are beneficial to ourselves and the community.

Most, or many of us, have opted for physical exercise, enjoying our surroundings.

Laura, for example, lives near a river; and adult people, like her, go for walks and strolls along the river, in a beautiful park that connects us with nature and allows us to take advantage of and benefit internally from contact with it.

Migration has left us with great pains, it is true, and great worries; however, it has been a difficult lesson that we have learned and adapted to.

And this is the reason to be able to show these photographs, where the sensation of well-being is interpenetrated with the sensation of solitude, which in one way or another, we can transmit, when in our walks we are thinking of them, of those who have left.

Laura y al río –Una reflexión sobre el éxodo migratorio-

Mucha gente ha visto a lo largo de estos últimos años, como su familia se fractura producto de la migración de sus familiares, generalmente jóvenes, hacia otros países; buscando una mejor calidad de vida y una opción laboral que no se consigue en el país o en países como éste, Venezuela. Los resultados son que muchos padres y abuelos están viviendo solos, mientras sus hijos y nietos trabajan en el exterior. Una situación difícil y muchas veces dolorosa.

Los hijos de Laura

Con el éxodo venezolano, muchos padres aún jóvenes y activos, profesionales entre 50 y 70 años de edad, se han quedado trabajando en sus profesiones, en sus empleos de tantos años, mientras sus hijos han tenido que emigrar a otros países para poder desarrollar sus respectivas profesiones, debido a que no hay fuentes de empleo en el país.

Por otro lado, la situación política hecho que muchos sean perseguidos políticos y hayan tenido que refugiarse lejos. Esto ha generado una serie de familias fracturadas donde los padres aún activos, han tenido, prácticamente, que quedarse solos en sus hogares.

Una situación que puede ser comparada con el síndrome del nido vacío, cuando los muchachos se van a universidades a estudiar; sin embargo, esa es una situación que los países latinoamericanos no contemplamos y nuestros hijos siempre están en contacto y cerca de nosotros cuando ellos viven aquí, en el mismo país.

Pero hemos tenido que atravesar por el síndrome del nido vacío en forma definitiva o casi definitiva.

Los hijos de Laura; que son 3, se han tenido que ir al exterior y han formado sus hogares allá, mientras que aquí, el esposo de Laura, que tiene un negocio que debe mantener produciendo, de esos pocos que han quedado; y Laura, a punto de jubilarse de un empleo de años; no han podido abandonar con sus hijos el país y hoy en día viven solos en su casa.

¿Por qué el río?

A nosotros, los que nos hemos quedado aquí, nos ha tocado luchar contra la dificultad de vernos sin la familia cercana.

Esto ha generado pérdidas y por supuesto, depresiones; y se han tenido que cambiar las costumbres de socialización familiar que antes se tenían.

Claro está, que siempre se ha terminado de imponer la resiliencia y nos hemos adaptado y hemos buscado otras actividades, cómo la ejercitación física, los grupos de amigos de apoyo o realizar actividades extras para cubrir el tiempo y acompañarnos.

Detrás de toda adversidad hay una lección

Esto nos lleva, a que en la medida en que hemos ido cambiando de opciones de vida, con nuestro tiempo también se ha ido buscando actividades que sean beneficiosas para nosotros mismos y para la comunidad.

La mayoría o muchos de nosotros, hemos optado por la ejercitación física, disfrutar de nuestros entornos.

Laura, por ejemplo, vive cerca de un río; y la gente adulta, como ella, sale a caminar y a pasear a lo largo del río, en un parque bastante hermoso que nos conecta con la naturaleza y nos permite sacar ventaja y beneficios internos del contacto con ella.

La migración nos ha dejado grandes dolores, es cierto, y grandes preocupaciones; sin embargo, ha sido una lección difícil que hemos aprendido y nos hemos adaptado.

Y este es el motivo de poder mostrar estas fotografías, donde la sensación de bienestar se compenetra con la sensación de soledad prendida y bien manejada, que de una u otra manera, podemos nosotros transmitir, cuando en nuestros paseos estamos pensando en ellos, en los que se han ido.

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